DIAGNÓSTICO FINAL: Adenocarcinoma pulmonar metastásico
DISCUSIÓN RADIOLÓGICA
Radiografía de tórax
La radiografía de tórax inicial revela una masa de bordes mal definidos en el pulmón derecho, acompañada de atelectasia del lóbulo superior derecho. La radiografía de tórax es una herramienta fundamental en la evaluación inicial de anomalías pulmonares, permitiendo la detección de opacidades, desplazamientos mediastínicos y signos indirectos de complicaciones como atelectasias o derrames pleurales. No obstante, las limitaciones inherentes a la superposición de estructuras en la radiografía convencional pueden dificultar la caracterización precisa de las lesiones, lo que justifica la necesidad de estudios de imagen avanzados como la tomografía computarizada (TC).
Tomografía computarizada (TC)
El TC de tórax, utilizando ventanas de pulmón y de partes blandas, confirma la presencia de una masa en el pulmón derecho con extensión al mediastino, además de múltiples nódulos pulmonares bilaterales sugestivos de metástasis. El TC es la modalidad de imagen de elección para la evaluación detallada de lesiones pulmonares, permitiendo una caracterización precisa del tamaño, localización y extensión de la masa, así como la identificación de afectación mediastínica y la detección de enfermedad metastásica. El uso de contraste intravenoso en el TC mejora la diferenciación de la masa respecto a las estructuras vasculares y linfáticas circundantes.
En este caso, la presencia de una masa pulmonar con múltiples nódulos sugiere una neoplasia pulmonar en estadio avanzado con diseminación hematógena, compatible con carcinoma pulmonar metastásico. El TC desempeña un papel crucial en el diagnóstico, estadificación y planificación del tratamiento en pacientes con sospecha de cáncer de pulmón. Además, permite evaluar la respuesta al tratamiento en estudios de seguimiento, ayudando a determinar la eficacia de la terapia implementada y a detectar progresión o recurrencia de la enfermedad.
Aplicación de la radiología en este caso
La radiología interviene de manera esencial en la detección temprana, diagnóstico y manejo de masas pulmonares. Aunque la radiografía de tórax es una herramienta accesible y efectiva para la evaluación inicial, el TC es indispensable para una evaluación detallada, facilitando la identificación de características sugestivas de malignidad, extensión tumoral y presencia de metástasis. En los últimos años, el uso del TC de baja dosis en programas de tamizaje ha demostrado reducir la mortalidad por cáncer de pulmón en poblaciones de alto riesgo, lo que resalta su relevancia en la práctica clínica.
Estudios recientes han resaltado la utilidad del TC en la evaluación del cáncer de pulmón, destacando su capacidad para detectar márgenes irregulares, cavitación y extensión a estructuras adyacentes como criterios de malignidad. Además, la integración del TC con la tomografía por emisión de positrones (PET) ha demostrado mejorar la precisión en la evaluación de la actividad metabólica de las lesiones sospechosas, ayudando en la diferenciación entre lesiones benignas y malignas. El PET-TC es una herramienta valiosa en la estadificación del cáncer de pulmón, permitiendo una mejor selección de los pacientes candidatos a cirugía o tratamiento oncológico específico.
La correlación clínica y patológica es crucial para la interpretación de los hallazgos radiológicos, ya que existen diagnósticos diferenciales que incluyen infecciones, enfermedades inflamatorias y patologías benignas que pueden simular una neoplasia. En este contexto, la biopsia guiada por imagen, ya sea por TC o ultrasonido endobronquial, desempeña un papel clave en la obtención de tejido para confirmación histológica y clasificación molecular, lo que impacta directamente en la selección del tratamiento.